lunes, 25 de abril de 2011

Melesio Zamora opina sobre el hombre blanco y su conducta.


Yo soy un habitante de la selva, un indígena selvático. Y también soy como el agua y el aceite. En mí hay cosas muy distintas unas de otras, porque tengo mucho de montañés y algo de la sociedad actual.
Tanto mis hermanos matacos como yo tenemos un gran sentimiento cósmico por la vida. Somos herederos de una cultura milenaria, pero hubo un vacío inevitable desde que vino el conquistador hasta ahora. La cultura occidental fue destructiva y demoledora. No nos dio la oportunidad de demostrar que nosotros también teníamos cultura, ciencia y religión. pero aunque parezca una ironía del destuno, a pesar de este vacío, todavía nos estamos formando y desarrollando. Porque sabemos que somos como un árbol plantado aquí en América con raíces muy profundas. Mientras que el blanco tiene sus raíces en otras tierras y sólo sus ramas están sobre América. Por eso son tan flexibles... En cambio a nosotros, aunque vengan vientos y mareas, no nos van a hacer caer tan fácilmente. Cuando a una plante se la aleja de su raíz se seca. Y esto es lo que le sucede a esas ramas: están apartadas de su propia esencia. En cambio, nosotros estamos creciendo todavía con mucho valor, a pesar de todo lo que sufrimos...
Pensamos que va a llegar la hora de surgir de nuevo. Porque somos una raíz que está firme en la tierra pero a la que no le llega mucho agua. ¡En este momento vienen tantas cosas a mi mente! Nosotros somos el abdayala ("América" en Aymará), desde el norte hasta Usuahia, pero hasta los documentos se extinguieron.
Nuestro sometimiento fue tremendo... Pero lo acepto, aunque me duela, porque soy humano. Esto es lo más importante: nosotros como humanos respetamos a la naturaleza, respetamos a los animales como hermanos menores y al Sol porque es uno de nuestros principios...
La ciencia descubre cada día nuevos planetas y estrellas en el Universo, pero todavía no sabemos qué es una planta, qué es una flor, qué es el agua, qué es la luz del Sol. Para vivir con Dios no se necesita tantos avances tecnológicos ni que busquen nuevas fórmulas químicas.
La única forma que importa es aquella que ayude a que siga el ser humano a la Tierra. Y que aprenda a amarse a sí mismo, como un animal ama a su hijo o como un ser humano ama a un animal. Para que se terminen los problemas ecológicos, la destrucción del planeta y la contaminación del ambiente.
Nosotros, los indios, no hemos tenido tantos avances técnicos, pero hemos vivido siempre en armonía con la naturaleza y hemos respetado siempre a la Tierra y a su atmósfera.


Fragmento de una declaración publicado en la revista Mutantia 2.

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